En numerosas oportunidades –mucho antes del inicio de las obras e incluso mucho antes de la posibilidad de que se concretara el proyecto “asfaltado”- emprendedores de turismo y habitantes locales se reunieron con el Intendente de San Javier y Yacanto Alejandro Bustos poniéndole de manifiesto la inquietud de los vecinos en cuanto a que si se resolvía un tratamiento diferente al actual de tierra para la calle al balneario se pensara en la posibilidad de una adoquinado o empedrado ( o compactado con piedras).
El Intendente Bustos dio su palabra de que así se haría e incluso así lo anunció en reiterados discursos oficiales, destacando que hasta el “cordón serrano” se construiría en piedra.
Quién esto escribe se reunió infructuosamente con el Ministro de Salud de la Pcia. e impulsor del asfaltado, Dr. Oscar González informándole de las promesas incumplidas del Intendente Bustos.
Se encuentra en poder del Intendente Bustos nota de solamente 15 vecinos solicitando se asfalte dicha vía.
En forma espontánea los vecinos de San Javier y Yacanto comienzan a movilizarse ante lo que sienten como una pérdida irreparable de uno de sus paseos turísticos emblemáticos, en una vía asfaltada rápida y continuación de la ruta provincial con las consecuencias que traería aparejado desde el punto de vista paisajístico, social, arquitectónico y turístico.
Es claro que una amplia mayoría del pueblo y vecinos desean un tratamiento de ésa calle diferente al asfaltado.
Es claro también que apoyan un tratamiento diferente al actual de tierra, con todas las problemáticas inherentes a su mantenimiento y al polvo que produce.
No se brindó a la comunidad la posibilidad de un debate ya que en forma inconsulta se decidió realizar la obra, violando así normas que establecen casos de participación popular y audiencias públicas para obras que por su importancia pongan en riesgo el perfil de un sitio.
Existen en el país incontables casos de obras públicas que debieron ser modificadas o suspendidas, ante la oposición de sus habitantes a que se les modifique su habitat.
Es un derecho de los habitantes a manifestar sus desacuerdos y es una obligación de las autoridades escuchar a sus ciudadanos.
Eduardo Bottaro
Vecino de Yacanto y Emprendedor de Turismo